¿Liberado?

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Domingo 14 de Octubre de 2012

Juan 8:36 Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.

Gálatas 5:22-23
22 Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,
23 mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.


Hoy en día, algunos dicen que han sido «liberados», es decir, liberados de los tabúes de otro tiempo, de las formas religiosas carentes de sentido. Se sienten libres de los acuerdos rígidos que imponen actitudes y comportamientos contrarios a sus ideas. Decir que uno ha sido «liberado» de las reglas morales o sociales consideradas caducadas es hallarse, muy a menudo, prisionero de forma aún más peligrosa, y estar abierto a todas las desviaciones profundas del ser. Aunque se proclame enérgicamente que se es libre, uno sigue siendo esclavo de su orgullo, del egoísmo, de las pasiones, y a veces bajo la dependencia del alcohol, de las drogas… Liberarse de las costumbres es una trampa para el ser interior y anima la fuente del mal que está en cada uno de nosotros a predominar.
Jesús es el gran Liberador. Él nos libera de la culpabilidad del pecado, pero también del poder del mal. Con él podemos triunfar sobre las malas propensiones y costumbres. Aún más, con Jesús hallamos el poder para hacer el bien por amor a Dios y a nuestro prójimo.
Jesús se presenta a los hombres como Aquel que libera. No ata a nadie a una religión, no fuerza a nadie a seguirle. Sin embargo, la felicidad de los que lo conocen consiste en unirse a él para seguirle y servirle. Por medio de Jesús descubren el camino de la libertad.

La buena Semilla.